El 23 de abril celebré el Día de la Tierra de una
manera que siempre había querido hacerlo: sembrando árboles.
En Medellín comenzaron hace unos años con
el Día Sin Carro como una campaña de concientización hacia un mayor uso de
transporte público y menor uso de transporte privado que tanto aumenta los
niveles de polución, de ruido y de estrés. Habría que hacer una encuesta masiva
para preguntarles a los ciudadanos que se ven obligados a dejar su carro en
casa, qué piensan de esta medida y si creen que el Día sin Carro es la mejor
forma para despertar en los paisas una consciencia ecológica.
La experiencia que tuve en los Estados
Unidos este domingo fue de primera mano. Como dirían algunos: le metí la mano a
la tierra y ahora hay dos arbolitos mas sobre la faz de esta tierra a los que
algún día quiero volver a visitar para ver frondosas peras y ciruelas colgando
de sus ramas.
Lo que experimenté este domingo, además de
aprender a sembrar, fue sentir el trabajo en comunidad. Los líderes de esta
propuesta llamada "DIG IN FAIRFIELD" organizaron a los voluntarios en
tres turnos que iniciaron desde las 9:30 de la mañana hasta las 3:30 de la
tarde.
Cuando llegué al sitio de sembrado me
recibieron dos de los organizadores y me pidieron llenar dos formatos con
información personal y me dieron la camiseta del evento y las instrucciones por
escrito de como sembrar los árboles que nos correspondía a los voluntarios del
segundo turno. Fue en ese momento que conocí a Pía, mi experimentada compañera
de siembra.
Para sembrar el pero, nuestro primer
árbol, no hice más que seguir indicaciones de Pía: traiga agua, riegue la raíz, eche
el abono, presione aquí, eche la tierra, ponga viruta, cargue y ponga la cerca
para proteger el joven arbusto de los venados. No fue tan difícil como pensé.
Para nuestro segundo árbol, Pía me pidió que hiciera lo que ella había hecho en la primera siembra para que tuviera una experiencia completa. Nos tomó
casi dos horas sembrar dos árboles, pero es una vivencia que
quedará en mi memoria por el resto de mi vida.
No estoy segura si en Medellín se han
tenido iniciativas como DIG IN FAIRFIELD en la que invitan a los ciudadanos a
sembrar árboles en la ciudad y sus alrededores. A lo mejor sí lo han hecho
pero no me he enterado, en cuyo caso, es cuestión de mejorar los canales de
comunicación y de motivar a adultos y a niños a sembrar un árbol. Quizás asi, sabiendo que hemos sembrado un árbol, muchos lo pensarían dos veces
antes de talar y antes de contaminar el medio ambiente. Ya no necesitaríamos
tener un Día de la Tierra porque cuidaríamos de ella todos los días.