Wednesday, September 25, 2013

Nuevos gimnasios comunitarios en Envigado necesitan mayor articulación


Cada día, desde hace cinco años, unas 200  personas se reúnen en el gimnasio comunitario Las Barras de Ico para hacer ejercicio al aire libre. Siguiendo este modelo, el lunes 23 de septiembre se comenzaron a instalar otros 15 gimnasios comunitarios en distintos barrios de este municipio.



Hace cinco años Eddy Agudelo, conocido como Ico, y Fred Doria Ayala se tomaron sin permiso la zona verde contigua al parque infantil sobre la canalización de la quebrada Ayurá a la altura de la Transversal 36 D. Hoy ese lugar se conoce como Las Barras de Ico, un gimnasio comunitario pionero en Envigado al que asisten unas 200 personas entre las 6 a.m. y la media noche.

El piso irregular, las dos carpas, una de ellas amarrada a ramas de árboles, las barras y bancas que ellos mismos han hecho son el punto de encuentro para todos aquellos que aman el deporte pero que no tienen como pagar un gimnasio o simplemente aprovechan esta infraestructura de uso público.

Tal vez siguiendo este modelo exitoso, el Municipio de Envigado está habilitando otros 15 gimnasios comunitarios en distintos barrios con el ánimo de generar espacios que promuevan el deporte y el sano esparcimiento de todos sus habitantes, pero en especial el de los jóvenes.

No ha sido extraño pasar por los parques infantiles y ver a jóvenes haciendo uso de los distintos pasamanos. Ese fue precisamente el origen de las Barras de Ico, como lo narra Eduardo Flórez quien hace ejercicio desde hace más de cuatro años. “Comenzamos a hacer barras en el parque infantil pero al final éramos muchos y ya quedábamos estrechos”, afirma Eduardo.


El Municipio les donó el multifuncional y unas barras de gimnasio que permanecen amarradas con cadenas para que no se las roben. Armando, El Mello, quien vende bebidas hidratantes, tiene las llaves pero los usuarios realmente prefieren las que ellos mismos hicieron de forma artesanal con tarros de pintura, cemento y barras de hierro.

Estos gimnasios comunitarios son concurridos no solo por ser de acceso público sino por su cercanía al sitio de vivienda. Por el contrario, Felipe González, quien vive en El Poblado, hace deporte en las Barras de Ico porque en ese barrio vive su novia. Fred Doria Ayala asegura que además de todo Envigado también los visitan personas del Poblado, Itagüí y Sabaneta.

Este fenómeno no es muy común, como lo expresa Luis Carlos Mesa, funcionario del Inder Envigado. Él afirma que, por lo general, quienes hacen ejercicio en un sector no se desplazan hasta otro porque existe cierto tipo de segregación por estrato socio-económico. “La comunidad se vuelve muy territorial con estos espacios. La gente realmente se apropia de ellos y cuando llegan visitantes de otro sector los miran raro”, asegura Mesa.

Tanto Ico como Luis Carlos Mesa opinan que estos espacios funcionan mejor cuando hay líderes de la comunidad que se encargan de custodiar el espacio. Ico y Fred quisieran ser esos líderes comunitarios y por tal motivo presentaron el proyecto de gimnasios comunitarios en varias ocasiones sin recibir respuesta.

Ellos se alegran de que finalmente más sectores cuenten con un gimnasio comunitario pero dudan de la efectividad para administrarlos en el tiempo. Ellos tienen su propuesta en el banco de proyectos y su idea  autenticada por notaría pero aun así no fueron invitados por el Municipio de Envigado a participar en esta iniciativa.

Con tinte político

Cada barrio tiene un concejal que lo apoya y ellos, para retribuirle a la comunidad, consiguen los fondos en la Alcaldía para que construyan obras como los 12 gimnasios comunitarios que se están terminando de adecuar en distintos sectores del municipio.
Luis Carlos Mesa, funcionario del Inder Envigado, afirma que muchas de esas obras se hacen por peticiones de la comunidad pero que no dejan de tener un tinte político. Explica que el nuevo gimnasio de la paralela sobre la Ayurá es de los pocos que no está contiguo a ninguna placa deportiva y que ese en particular debe ser por una promesa puntual a los habitantes de ese sector.

Ico cuenta que el concejal Víctor Giraldo les prestó una carpa para proteger el multifuncional del sol y el agua pero después se las quitó porque no permitieron ninguna publicidad política. “Quería bendiciones con padre nuestros ajenos. Eso no es así. Uno no da y después quita”, dice Ico.

El concejal Juan José Orozco es quien se ha encargado de darle una mano a los usuarios del gimnasio comunitario en el barrio la Sebastiana, pues fue el quien les donó una carpa y quien permanentemente ayuda con los premios que se dan en algunos concursos que Ico y Fred han organizado.

Sin importar el estrato del barrio, todos esperan presencia del gobierno, como lo expresa Harold Chaparro quien vive cerca a la cancha del barrio El Dorado y asegura que más de 50 personas van a este lugar cada mañana a hacer ejercicio en el parque infantil.



A pesar de tener una de las mejores placas deportivas del municipio, Harold dice que todos los que frecuentan la cancha de El Dorado están esperando que inauguren el gimnasio comunitario. “Estábamos extrañados que el municipio no hubiera instalado algo así antes. Suponemos que hay otros barrios que lo necesitaban más que nosotros, pero no vemos la hora de que podamos comenzar a usarlo”.

Falta Mantenimiento

Quienes son usuarios permanentes de las Barras de Ico se encargan de hacer aportes voluntarios para hacer el mantenimiento a los equipos y comprar pintura porque nunca han recibido dinero del Municipio de Envigado. Así lo constatan Eduardo Flórez y Frank Tabares, usuarios del gimnasio.

Al respecto, Luis Carlos Mesa opina que son los consejos comunitarios los que se encargan de pedir estos rubros que son aprobados y auditados por las Veedurías. Sin embargo, Fred Doria Ayala afirma que la comunidad siempre tiene tendencia a otros asuntos.

“Nunca nos han invitado a una reunión para darnos su apreciación y no tenemos idea quienes son los líderes comunales. Si ellos han visto la labor que hemos hecho y el beneficio que le brinda a la comunidad, ¿por qué nunca se han acercado a hablar con nosotros?”, agrega Fred.



Aníbal Gallego, empleado de Industrias Greco-Romana, la empresa que fabricó e instaló las máquinas en los gimnasios comunitarios asegura que estos aparatos están fabricados para ser puestos al aire libre y que tienen una garantía de entre cuatro y cinco años. “Estos equipos son muy finos. Tiene que ser que los dañen por abusos como que se monten dos o tres personas o que, como en el caso de la prensa, la dejen caer muy duro.”

Luis Carlos Mesa piensa que con los nuevos gimnasios comunitarios será necesario que el Inder escriba un protocolo de uso para generar cultura hacia el buen uso de los equipos y socializarlo a través de charlas, además de las regletas de uso con que se instaló cada equipo y de los habladores sobre los que tendrán publicadas las políticas de uso.
Adicionalmente, Luis Carlos está convencido de que a la gente se le llega con un discurso que los invite a apropiarse del espacio para tener un sano esparcimiento y que, por el contrario, llegar con prohibiciones e imposiciones no será nunca el camino.

Los viciosos rondan las placas deportivas

Carlos Londoño, propietario de la Tienda La Esquina, ubicada a unos pasos de Las Barras de Ico, se queja de que algunos de los que van a hacer barras también fuman marihuana. “No todos los que vienen a hacer ejercicio fuman marihuana e incluso los otros los echan y ellos se van a fumar al otro lado de la calle o en la esquina. Ellos no perjudican mi negocio, pero si es un conflicto para quienes tenemos hijos.”

Jonni Agudelo vive cerca a la Unidad Deportiva La Paloma. Él juega fútbol con sus amigos en las noches y dice que cuando entran a la canchael humo de marihuana inunda el lugar. Al igual que todos los que dieron su testimonio, Jonni está feliz por la instalación del gimnasio comunitario pero espera que, además de las rondas que la policía hace al sector para ahuyentar a los marihuaneros, pongan vigilancia permanente para que este espacio no sea tomado por viciosos.

Al respecto, Luis Carlos Mesa afirma que esa labor le compete a la Secretaría de Gobierno y a la Policía y no al Inder y ratifica que el objetivo principal con la creación de estos espacios es acabar con los focos de vicio que existe en algunos sectores.

Pero esa filosofía la comunidad parece entenderla bien como lo expresa Esteban Yepes quien hace barras en el parque infantil del barrio La Merced. A pesar de que allí no habrá gimnasio comunitario comentó: “estos espacios me parecen excelentes para combatir la delincuencia porque promueven el deporte y el sano uso del tiempo.” Esteban también opina que la policía debe mantener las rondas para que estos espacios no se conviertan en sitios de encuentro de marihuaneros.

El sábado 21 de septiembre no se habían terminado de adecuar los equipos y ya los vecinos de cada gimnasio comunitario comenzaban a rondar el lugar para ver cuándo podrían comenzar a hacer ejercicio.



Es indudable que la comunidad celebra esta iniciativa pero aún falta articulación entre los entes gubernamentales porque la Secretaría de Obras Públicas realiza las obras que luego entrega al Inder para que se encargue de hacer la sensibilización pero el protocolo de uso y las políticas de mantenimiento aún no están claras. La comunidad espera más vigilancia en las placas deportivas pero esa labor le corresponde a la Secretaría de Gobierno y la Policía.

Líderes como Ico y Fred piden mayor participación. Ellos buscan compartir su experiencia y recuperar todos esos espacios que no están siendo utilizados o son abandonados para montar más gimnasios comunitarios como las Barras de Ico que tanto bienestar ha traído a quienes levantan pesas en cada amanecer, cada atardecer o a plena luz del sol.