Tuesday, August 22, 2006

FACTOR X - QUINCE MINUTOS DE GLORIA

El término reality show sirve para agrupar un diverso conjunto de programas televisivos. Existen distintos subgrupos como el talk show, de supervivencia, de convivencia o de caza talentos que comparten una serie de características que hace se clasifiquen dentro de este género, sin embargo para este trabajo quiero analizar el programa Factor X, creación del inglés Simon Cowell y llamado American Idol en su versión americana que va en su cuarta temporada. Durante esta exploración quisiera incluir varios de los comentarios de algunos de los televidentes utilizando como muestra los mensajes encontrados en el Chat de interés http://www.lacoctelera.com/trazos/post/2005/09/13/factor-x con fechas entre enero 02 y mayo 12 de 2006.

Según lo establece Lorenzo Vilches (1995:58), "El término-paraguas RS se aplica a diferentes manifestaciones de un lenguaje (televisivo) que engloba elementos heterogéneos pero bien ensamblados. Por encima de la aparente diversidad de los temas que se tratan y de la variante de formato que se configure en cada caso, los RS se caracterizan por el protagonismo que le conceden al hombre común, al que convierten en sujeto y objeto de los programas." En general, los realities centran la atención sobre el acontecer de esas personas anónimas que se convierten en actores temporales atraídos por el premio ofrecido y por la popularidad, a cambio de hacer de su vida privada un espectáculo público.

Nancy Sáez (2002:4), quien realizó un estudio sobre la resemantización que los habitantes de Comodoro de Rivadavia hicieron sobre Gran Hermano, identificó varios ejes centrales en los que se basa ese producto: convivencia, aislamiento, vigilancia, contención y sistema de exclusión externa. Todos estos aspectos que bien pueden analizarse aisladamente son claro objeto de estudio semiológico al conformar a un subgrupo específico del género. En el caso de Factor X permanecen la convivencia y el sistema de exclusión externa. La vigilancia, el aislamiento y la contención están presentes en menor grado.

Los participantes en Factor X deben convivir en una casa quedando casi aislados de sus familias por el tiempo que permanezcan en el concurso, a excepción de las fechas de la gala, día en que comparten un rato con ellas. A pesar de que no están vigilados constantemente, las cámaras irrumpen en los momentos más críticos y privados de los participantes para volverlos públicos ante centenares de televidentes. El producto de una convivencia forzada, sumado al aislamiento de su grupo primario ocasionan roces y hostilidades entre los participantes que no estoy segura tengan el acompañamiento debido que es a lo que se refiere el término contención y que significa que cuentan con el apoyo de un equipo de psicólogos. Una de las nuevas técnicas implementadas por la producción del Canal RCN fue la de imponer ‘retos’, que mas bien parecían castigos, a los finalistas que permanecían en el programa con el fin de ayudarlos, según ellos, a superar sus debilidades. Me pregunto si hubo un análisis y acompañamiento serio de un grupo de profesionales en la toma de esta decisión con la que los participantes de este Chat parecen estar en desacuerdo:

“Ya esta bueno de tanto pan con lo mismo, atrévanse a escuchar cosas diferentes, y me parece que para demostrar la humildad no es necesario cantar en un bus, la verdadera penitencia fue haber escalado ese cerro en nombre de una promesa, esa si es humildad.”

“La grosería me parece de parte de la producción del Factor x, obligando a la gente hacer lo que no quiere y si no lo hace lo amenazan con sacarlo del programa, uno en realidad no sabe como se manejan las cosas en el interior de un reality.”

Uno de los elementos más importantes en un reality como Factor X son las intervenciones telefónicas de los televidentes para participar en las votaciones. Estas participaciones ayudan a la construcción de la imagen pública de los participantes y de la producción misma que, como lo afirma Alba Clemencia Ardila (2005:190), “involucran al lector (televidente) en una doble dimensión: como lector y como espectador” que Vilches asegura ha creado un nuevo modelo de público que busca en programas de este género que le cuenten historias creíbles.

Es precisamente el factor credibilidad que los productores de este reality buscan en los casting porque se aseguran que entre los participantes haya una variedad de aspectos físicos y psicológicos que sean representativos del público espectador que asegurarán un alto rating. Es así como los colombianos se identifican o no con algunos de los participantes:

“Saquen a Francisco solo produce lástima. En el mundo existen personas igual o mas pobres q el pero en ves de estar esperando la lástima de los de mas trabajan y luchan por salir adelante. Así q deja de producir lástima con esa actitud de fracasado q tienes”

“Bryan muy buena gala, fue la mejor, por eso la gente lo apoyo, y siga mostrándose tal cual, y es verdad los mayores son unos ardidos no saben perder porque cuando ven que alguien los supera en votación hablan hasta por los codos, lo que indica que tienen miedo que Colombia te respalde.”

Ardila (2006:191) se refiere al concepto semejante o semejante a la vida en el análisis que hace de los talk shows y la relación que se establece entre la conductora-diva y el participante generando la verosimilitud que requiere el género. Ardila reformula el término semejante de la siguiente manera: “primero, hay presencia de dos elementos; segundo, se establece una relación entre ellos regida por la comparación; tercero, los criterios que rigen la comparación tienen que ver con su apariencia y la manera como ésta se manifiesta y, por último, produce en un tercero un efecto de credibilidad”.

En el Factor X ocurre algo similar, pero se tejen una serie de relaciones más complejas entre conductoras, jueces, participantes y público. En este reality se exhibe la diva recatada y angelical personificada en Andrea Serna y la anti-diva indiscreta y jocosa representada en Connie Camelo. Entre los jueces está José Gaviria: el serio y galán visto por algunos como el verdugo; Marbel: la alcahuete que algunos consideran estrafalaria y bulliciosa y Juan Carlos Coronel: el competitivo y sabelotodo. Algunos de los comentarios en el Chat reflejan sentimientos divididos:

“Factor x me ha parecido lo mejor que ha habido en la televisión, (....) sobre todo las presentadoras y los 3 jurados que son personas originales para hablar ante el público, buena esa.”

“Me parece una falta de respeto esas peleas tan inmaduras de los jurados pero mas falta de respeto que RCN saque esas cosas al aire. Por favor no jueguen con los televidentes de esa forma y haber si le damos unas clasecitas de urbanidad de Carreño a Marbel, unas de humildad a Coronel y unas de afinidad a Gaviria.”

Vilches asegura que la televisión de mercado a través de los realities se ha aprovechado de varias dolencias que aquejan a la sociedad moderna como la soledad, violencia moral, falta de amor y abandono familiar. Muy probablemente, la razón por la cual los consumidores 'duros', término utilizado por Sáez para referirse al televidente que sigue paso a paso el reality, y los consumidores 'blandos', televidentes ocasionales, se identifican o no con participantes en quienes probablemente encuentran sus propios valores o anti-valores.

Son justamente los símbolos sociales como la fama y el reconocimiento los que un televidente anónimo de Factor X encuentra en un ser, días atrás igualmente anónimo, que se convierte en el héroe que lo representa a él y a un grupo de personas en condiciones similares. En Factor X 2006, se hizo evidente que Mario representó a las negritudes, Bryan y Juanita a los rockeros y Francisco a los pobres, ‘ejemplo de superación’ que algunos desaprueban por el empleo de lo que algunos denominan porno-miseria, como fue expresado en este chat:

“No me gusta Francisco porque roba mucha cámara alardeando de su baile y de su lástima. Mijo para que sepa que ya el cuento de la lástima y de las piruetas de cirquero se quemó con Julio y ya no pega. Ese cuento de alejarte de tus compañeros para que la gente crea que te tratan mal no te está quedando bien, no estás teniendo buena imagen y me parece que ya deberías salir.”

“La televisión está cayendo en la búsqueda del efecto emocional gratuito antes que buscar la reflexión personal y el cuestionamiento del poder. En muchas ocasiones hay más preocupación por inducir al sentimiento, que a entregar algún contenido”. Este fue el diagnóstico hecho por el jurado de selección del IV Premio de Periodismo Latinoamericano. En esta misma línea de ideas, Ardila (2006:198) asevera que la televisión actual ha establecido unas nuevas propuestas ideológicas que representan los nuevos parámetros de comportamiento social como ella los menciona: “Obnubilación de la justicia social, ruptura de los lazos entre el individuo y el Estado y focalización de la problemática emocional, económica e ideológica en el individuo”. Son precisamente estos parámetros los que Factor X alimenta, aunque es más evidentemente que se aprovechan de la situación de algunos participantes para hacer de su problemática emocional y económica un espectáculo.

Vilches (1995:9) identifica varios cambios en las formas de espectacularización entre televisión y espectador a través de la información, la ficción y el entretenimiento y que, a mi modo de ver, son empleados para expresar un valor como la fama:
a) las localizaciones del reality: en Factor X hay una ostentación de espectacularidad, convirtiendo a estos hombres comunes en ‘estrellas reales’ con todo un despliegue de luces, sonido y escenografía.
b) la transformación del star system: en Factor X los concursantes son convertidos en estrellas con un ‘look’ personal a los que sacan de gira por todo el país para promocionar su ‘carrera’ en el programa con lo que considero pretenden conseguir seguidores que gasten su dinero en llamadas.
c) el fin de la frontera entre público y privado: Factor X da a conocer aspectos de la vida privada de estas nuevas estrellas, aspecto que atrae al televidente quien no encuentra la misma información de personajes públicos que luchan por conservar su privacidad.
d) la interactividad de los sentimientos: en Factor X se aprovechan de toda muestra de los sentimientos de los participantes en vivo, incluyendo la de los jurados, para satisfacer la sed de emociones que pide el nuevo televidente.

Considero que los televidentes que participan de esta nueva televisión establecen nuevas prioridades como ciudadanos limitando su participación ciudadana a una participación de mercado en la que algunos encuentran estrategias para expresar sus favoritismos y antipatías:

“Me compro el disco ORIGINAL de Enygma, compro el cd pirata de Julio, y me cag++ el cd de Farina.”

En un sentido denotado, nos encontramos ante un reality que busca descubrir y lanzar nuevos talentos dentro de los miles de colombianos que, hasta este momento, no habían tenido una oportunidad. Sin embargo, en el fondo, nos encontramos con un programa que ganó el premio TV y Novelas al mejor reality en el 2006 que mueve un gran mercado por las llamadas ‘salvadoras’ (desde un celular o un teléfono fijo con un costo de $1650+ iva el mensaje o minuto), la venta del CD interactivo, con las canciones de los finalistas de la primera temporada y la venta de los Factorazos, CD con las canciones de los personajes más graciosos que pasaron por las audiciones, que algunos disfrutan más que las mismas galas:
“Para los que quieran lo mejor del Factor X de RCN, las mejores audiciones, la Brini paisa, el metalero, la gasolina, el mariquetas, y otros mas, los pueden descargar desde: http://www.queboleta.com/descargas/categoria_descarga/5

Como afirma Roberto Arnau Diez (2000:4), la televisión oculta los mecanismos de producción, de mediación y de manipulación, que aunque hay centenares de televidentes que en marzo llevaron a que Factor X fuese el segundo programa mas visto con un 32.3% de sintonía, después de los Reyes de RCN con un 34.2%, también hay otro centenar más que no se deja involucrar en este juego:
“Mi opinión es que RCN está explotando a la gallina de los huevos de oro con lo del tal cd. Interactivo. No hallan que inventar para que la gente vote ¿se imaginan las ganancias tan millonarias?”
“[….] lo único que les interesa es el rating, se nota a leguas que la producción no quiere talento neto sino votaciones para su beneficio [….] si de verdad les importara al artista no tendrían necesidad de hacer ese ridículo del cd interactivo, RCN. La gente ya no le come cuento y ya no se esta dejando llevar por las peleas, y explíqueme donde esta Jaider villa, o Nicolás, o Shirley (ganadores de Protagonistas de Novela).”
Esto nos lleva a pensar que este formato de reality puede estar perdiendo credibilidad y que la audiencia, cada vez más, lo sitúa más al lado de lo ficcional que del real saliendo a flote el mensaje connotado y dejando al descubierto las intenciones reales de los productores del programa, como se corrobora en los siguientes mensajes:
“[….] Dense cuenta que esto es una farsa. Lo único que quieren generar los de RCN es polémica para que vean la farsa de reality que montaron, pues esa vaina ya parece Laura en América y si les digo peor.
Las votaciones no son ciertas. Esa gente lo único que hace es acomodar las fichas como les conviene sencillo.”
“Si de verdad les importara el talento neto y buscan de verdad a un buen artista, por qué Factor x tiene necesidad de mostrar votos, roces, convivencia, penitencia, y otras cosas mas? Porque sólo les importa el rating, y la diferencia está cuando lo comparamos con American Idol, en donde si se preocupa por el talento y por eso no muestran otras cosas, y ese programa es el que lo diferencia de los demás dizque caza talentos.”

Vilches asegura que la evolución de este género puede llevar a muchas estéticas y formas sociales de consumo televisivo creciendo armónicamente y estableciendo una relación equilibrada, pero que, de otro lado, puede llevar a una neoplasía o crecimiento indiscriminado de células o lo que llamamos cáncer. De todas maneras, somos los consumidores los que iremos ayudando a moldear el tipo de producto que queremos porque es así como se alimentan los creadores y productores de los diferentes formatos televisivos. En resumen, seremos los espectadores quienes decidimos si queremos tener nuestros quince minutos de gloria o, por el contrario aterrizamos y buscamos formas más permanentes y realistas de vivir nuestra vida.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ardila, Alba Clemencia, (2006). Ficción y televisión: Los sujetos culturales en los talk show. En Co-herencia, número 4, volumen 3 enero-junio.

Arnau Díez, Roberto, (2000). La televisión, en su función normativa / el reality show. En Revista Latina de Comunicación Social, número 26, de febrero de 2000, La Laguna (Tenerife), en la siguiente dirección electrónica (URL): http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000vfeb/137arnau.html

Sáez, Nancy, (2002). En torno a Gran Hermano, en Nombre Falso, portal dedicado a la teoría de la comunicación y la sociología de la cultura. Comodoro de Rivadavia (Chubut). En la siguiente dirección electrónica (URL): http://www.nombrefalso.com.ar/articulo.php?id=28

Vilches, Lorenzo (1995) "La televerdad. Nuevas estrategias de mediación" En Revista Telos, número 43, en la siguiente dirección electrónica (URL): http://www.campused.net/html/telos/larevista/larevistatelos.htm

Wednesday, August 09, 2006

EL PARQUE DEL PERIODISTA - MEDELLÍN

Eran las 8:00 p.m. cuando llegamos al Parque del Periodista. Pensamos que la lluvia sería un impedimento para que estas personas se reunieran allí, pero al llegar a la esquina sobre Maracaibo, nos encontramos a nuestra derecha con un grupo de metaleros y en el parque con una aglomeración de personas, en su mayoría, entre los 18 y 35 años disfrutando el espacio público. Para algunos, el pavimento mojado no era un obstáculo para sentarse sobre la acera, en los muritos de las jardineras o alrededor de la escultura de Edgar Gamboa o el busto de Manuel del Socorro Rodríguez, fundador del periodismo en Colombia.

Los habitantes de la esquina son un grupo de 15 a 20 metaleros que permanece de pie mirando a los transeúntes pasar sin mezclarse con el resto de individuos. Su definida indumentaria caracterizada por el uso de camisetas, pantalones, faldas, gabanes, botas negras y correas negras con taches plateados hace evidente la diferencia con el resto de asiduos visitantes.

Entre los habitantes del parque, a pesar de ser una comunidad flotante, se observa una gran familiaridad dados los permanentes encuentros eufóricos que ayudan a conformar fácilmente nuevos grupos de conversación. Si hubiésemos tomado una fotografía cada 5 minutos, no hubiesen sido iguales porque el desplazamiento entre muchos de los grupos es alto. Las personas que conforman un corrillo de 2 a 5 personas no podrían ser descritas bajo el mismo patrón. Cabellos cortos, largos, cabezas rapadas, hombres de trenza o con rastas, cachuchas, gorros de alpinista, boinas, bufandas, chaquetas de jean o cuero, tenis, botas, morrales a la espalda, una que otra mochila y bolsos de lona cruzados al hombro, camisetas, pantalones de colores oscuros (no necesariamente negro) y ausencia de celulares son muestra de la diversidad de este grupo. Es escaso ver mujeres voluptuosas de cabellos tinturados, ropa ajustada y tacones. Predominan las mujeres sin maquillaje, con cabellos al natural y ropajes sin adornos lo que las diferencia de mujeres de otros lugares de la ciudad, tales como el Parque Lleras.
Fuera de estos asistentes, el lugar es visitado por más de 10 vendedores ambulantes, niños y adultos, que con sus cajas, coches y bandejas ofrecen una variedad de dulces, chicles y cigarrillos entre los círculos de personas en el parque e, inclusive, entre los clientes de El Viejo Vapor y El Guanábano, los bares más antiguos en esta zona, cuyas paredes se llenan de afiches que promocionan eventos, entre los cuales nos llamó la atención el Mercado de Alimentos Orgánicos que se realiza el tercer fin de semana de cada mes.

Para muchos, la noche es la excusa perfecta para el encuentro. Entre cervezas o aguardiente en vasos plásticos y en caja, cigarrillo y un pucho de marihuana compartido se tejen conversaciones, tertulias y manifestaciones de cariño entre individuos del mismo sexo o del sexo opuesto. La ausencia de música, a excepción de un joven que tocaba la guitarra para su grupo de amigos y el eco de la música de los bares, le dan espacio a la palabra y al encuentro cara a cara con el otro.

En el costado sur del parque se encuentra la obra del escultor Edgar Gamboa que recuerda el asesinato de nueve jóvenes en Villatina. Como expuso el periodista Jaime Horacio Arango en su artículo Obra para no olvidar la barbarie de la edición del 25 de febrero de 2004 de El Colombiano, periodistas y familiares de las víctimas no se explican por qué la obra fue ubicada en este lugar. Sin embargo, los habitantes del parque parecen haberla incorporado en su hábitat: se ubican bajo el paraguas del carrusel, uno que otro danza y adorna la bailarina, otros se sientan sobre la bicicleta, abrazan al que esta sentado en una de las bancas, e incluso, un jíbaro utiliza como caleta una de las mangas del niño que esta sentado con su grabadora. Otra de las manifestaciones de un artista callejero que nos llama la atención son dos réplicas de las estrellas de la muerte de la campaña del Ministerio de Transporte pintadas sobre una de las aceras del parque.

Después de transcurridas dos horas, y antes de despedirnos de aquel sitio en donde fue constante olor a marihuana y el consumo de licor, aparecieron dos policías bachilleres que tímida y rápidamente atravesaron el parque para desaparecer en la oscuridad hacia la calle Caracas.
Cuando llegamos a este escenario juvenil esperábamos encontrarnos con grupos de hippies, de metaleros, de punkeros o de góticos muy definidos. Sin embargo, vimos una mezcolanza de indumentarias y gustos que dan muestra de la heterogeneidad del grupo. Esto es lo que, en parte, García Canclini llama hibridación y que, describe, va acompañado de la caída de viejos repertorios (Barbero 1992: 129). En nuestro caso, pensamos que debido a este fenómeno, los habitantes del parque contribuyeron a mover las fronteras que definían a las tribus urbanas predominantes durante las dos décadas anteriores para dar paso a un nuevo grupo, que el psicólogo Edwin Montes Marín (2005) en su artículo Escenarios Juveniles Urbanos, llama crossover. Esta nueva construcción de identidad como producto de un proceso de mundialización por la lectura y apropiación de valores adaptados a las condiciones locales, se relaciona con lo que Roland Robertson llama glocalización (López 2004: 21), fenómeno en el que se presenta un juego entre lo global y lo local que tiene como resultado procesos de hibridación.

Como lo cita Barbero (1992: 133), Castells afirma que muchos se resisten a la desespacialización y desterritorialización para devolverle sentido a la vida, dado que con estos fenómenos perdemos nuestra identidad política y cultural. Consideramos que estos habitantes del parque, conforman un grupo de ‘resistencia’ en un intento por mantener su territorio como espacio vital cultural en donde puedan expresar libremente sus ideas y sentimientos y promover la desmasificación y mestización de los consumos que engendran diferencias y formas de arraigo locales - Mercado de Alimentos Orgánicos - (López 2004: 22), dándose de esta manera un proceso de reterritorialización.

La ausencia de celulares dentro de este grupo y del prototipo de mujer que se encuentra en otros escenarios de Medellín, producto de la publicidad, lo vemos como una forma de resistencia al post-modernismo y a la masificación consumista que nos impone la sociedad actual. Consideramos que su indumentaria y su comportamiento sin artificios ni complicaciones son manifestaciones de la forma como este grupo ha elegido habitar el planeta, tal como lo menciona Jesús Martín Barbero (1992: 124).

Consideramos que su forma de vida, de presentarse ante la sociedad y el grupo que representan es desvalorizado por la cultura hegemónica de Medellín. Esta afirmación se hizo evidente durante la planeación de nuestra visita al parque, en la que amigos y familiares nos advirtieron sobre los riesgos de meternos en un lugar al que no pertenecemos y en el cual podíamos ser no solo excluidas, sino violentadas. No obstante, al final de nuestra visita, concluimos que este grupo se mostró apacible y tolerante frente a la diferencia. Comprobamos que dichas advertencias fueron sobredimensionadas, probablemente por la estigmatización que recae sobre las personas que frecuentan este lugar.

Otra dinámica que acompaña la reterritorialización, según Montes Marín es la búsqueda de nuevos espacios alejados de la presencia vigilante adulta y de sus miradas que juzgan, reprueban y condenan, hecho que evidenciamos en el Parque del Periodista ante la ausencia de un ente regulador, lo cual permite que no sólo jóvenes sino también adultos utilicen este espacio para portar, preparar y consumir libremente marihuana y para usar heterogéneamente su vestuario, convirtiendo dicho espacio en otra zona franca de la ciudad.

Finalmente, consideramos que las interacciones cara a cara ocupan un lugar importante para este grupo, donde la palabra es el personaje protagónico en este espacio que sólo recibe el eco de la música. Esta situación se presenta en contraposición al individualismo patológico, siendo una de sus manifestaciones actuales la utilización del chat que propicia encuentros virtuales, muchas veces, carentes de veracidad y autenticidad.

Como lo afirma Castells “cuando el mundo se vuelve demasiado grande para ser controlado, los actores sociales pretenden reducirlo de nuevo a su tamaño y alcance” (Juan de Dios López 2004: 22). Concluimos que la manifestación de resistencia de estos habitantes del parque es una muestra más de otro grupo que busca una identidad propia la que, a su vez, le da vida a su territorio y a la ciudad, que no sería la misma sin la interculturalidad que en ella se presenta.

(Escrito con Sandra J. Valencia)
METRO - CIUDAD

Miro desde la ventana este recorrido sur a norte con escenas que cambian rápidamente: el corredor industrial paralelo a una de las arterias viales más transitadas, el congestionado centro de la ciudad en plena hora pico que desemboca en la zona del Hospital Universitario, La U. de A. y el Planetario, la estrecha ruta hacia el norte y las casas ubicadas a un lado de los rieles que nos dan la bienvenida y, finalmente, la Autopista Norte y el Río Medellín abriéndonos paso. El Metro no sólo ha unido varios puntos de la ciudad, sino que, durante el recorrido, permite que se establezca un tipo de comunicación intercultural entre los viajeros por la llamada Cultura Metro. Adicionalmente, al haber extendido los beneficios del transporte masivo al sector noroccidental, rompe con el esquema tradicional que hasta poco era un privilegio de la cultura hegemónica.

Es la hora del retorno después de una jornada de trabajo y decenas de manos se aferran a las barras del vagón. Los hombres y mujeres con rostros fatigados que subieron al metro en las estaciones del sur conversan en sus pequeños grupos. Nuestro grupo es el más numeroso y, no se si por eso o por algún otro motivo, me siento observada. En aquel vagón, compartíamos los mismos valores Metro y, a pesar de que estamos muy cerca el uno del otro, seguimos comportándonos como individuos de mundos diferentes.

Llegamos a la Estación Acevedo y al descender del vagón nos informan que debemos hacer fila para ingresar al Metro Cable. Todos respetan su lugar en la línea, pero al llegar el siguiente tren hay un desconcertante alboroto cuando los que llegan salen en estampida para coger su lugar en la fila. Me sobresalto y me pregunto si los del sur hubiésemos hecho lo mismo. En pocos minutos, 6 estudiantes y 3 habitantes de la zona ingresamos al pequeño carro. Estos hombres, que muy probablemente hacen parte de los miles que han migrado de diferentes pueblos a las periferias de la ciudad, amablemente nos explican que el Metro Cable ha valorizado la zona y que, por tal motivo, lo han acogido muy bien. Creo que no compartimos el mismo imaginario, por lo menos yo. Era mi primer viaje en el Metro Cable y me preguntaba cómo pueden convivir con esta mole de cemento y hierro prácticamente en la sala de su casa, pero por lo que les escucho, se sienten reconocidos.

Aunque seguimos en la cultura Metro, siento que lo que realmente conozco de este mundo es a través de los medios. Los del sur y los del norte somos más una suma lineal de comunicaciones en la que se presentan pocos intercambios. ¿Qué habría pasado si hubiésemos salido de la estación? A lo mejor hubiésemos sentido la multiculturalidad de Medellín y la fuerza con que nos excluimos por pertenecer a zonas que siguen estando delimitadas por quiebres topográficos y por los territorios que definen nuestras comunas.