Tuesday, February 09, 2010


Javier Darío Restrepo
La ética periodística, su máxima misión

Javier Darío Restrepo experto en ética en el periodismo fue uno de los invitados a la segunda Cátedra Guillermo Cano realizada en la Universidad Pontificia Bolivariana el 9 de marzo. Con un manejo envidiable de la palabra y un perfecto hilo conductor de sus ideas, habló a periodistas y estudiantes sobre las tres claves para ser un periodista ético: compromiso, que no es lo mismo que la objetividad de un periodismo insípido, pero sí una promesa de donación de futuro; valor para destruir el terror en nuestro interior y asumir el reto de morir como defensor de lo público; y libertad para decir las cosas, pues los hombres son libres cuando vencen el miedo para decir la verdad.

En entrevista para El Eafitense Javier Darío Restrepo habló sobre Guillermo Cano, el premio UNESCO, la ética en el periodismo colombiano y su consultorio de ética.

Hoy nos reunió la Cátedra Guillermo Cano. ¿Qué valor tiene para usted el premio UNESCO Guillermo Cano?

Gabriel García Márquez decía “no basta ser bueno, es importante que se sepa”. Ese sepa es un factor multiplicador de unos valores. Cuando a la Fundación Guillermo Cano se le entrega un premio es una proclamación ante el mundo que esto es bueno por el trabajo que está haciendo. Por estos días fue la premiación de Yannet Mosquera como la Mujer Cafam 2007. Eso es formidable porque es hablarle a la gente sobre lo que vale la pena. Tanto más si se sitúa en el contexto de una publicidad comercial que te está metiendo por los ojos falsos valores. El que un señor Montoya monte carros es presentado como si fuera lo ideal y allí es donde hay un mensaje falso que este tipo de premios entra a desmentir. Esto si es lo de verdad, esto si es lo que hay que imitar, lo que merece apoyarse.

En entrevistas anteriores usted ha expresado que nunca ha querido aceptar la dirección de ningún medio. Con relación a Guillermo Cano como director de El Espectador, ¿qué es lo que admiraba de él como director?

Que actuó como si fuera un reportero cualquiera, con la sensibilidad de un reportero cualquiera, sin dejarse contaminar por los gerentes. Siempre con la pasión de la verdad que anima a cualquier reportero. Es decir, no lo admiro como un director, sino como un reportero-director.

Usted ha hablado sobre ética y técnica en el periodismo. ¿Qué cree que le hace más falta a los periodistas colombianos: ética o técnica?

Lo que hace falta es entender que en el periodismo son indisolubles la ética y la técnica. No se puede tener técnica periodística sino está atravesada por la ética. Hay un problema que me estaba planteando recientemente que fui jurado para unos premios internacionales de periodismo. Entre las bases para calificar los trabajos estaban las categorías que sea pertinente, buena investigación, etc. y que sea ético. La palabra ético sobra. ¿Por qué? Porque todos los requerimientos tienen que estar atravesados por la ética. Por lo tanto, si eres investigador y exiges que tu trabajo sea bien investigado, debes preguntarte ¿por qué es bien investigado? Porque tienes una concepción ética de la verdad y utilizas todos los instrumentos de la investigación para encontrar la verdad. Si te dicen que el tema debe ser pertinente. Pertinente significa que sea un tema útil para la sociedad. Eso significa que está atravesado por un valor ético que se llama responsabilidad para con la sociedad. Toda la técnica periodística está atravesada por la ética. El momento en que esa técnica no tenga ética desaparecería, como un cuerpo sin alma.

Entonces, ¿calificaría a la auto-censura como falta de ética en el periodismo colombiano?

La auto-censura es una expresión de la falta de independencia. Es un silencio propiciado o impuesto por el miedo o por el interés. Eso es distinto de la autorregulación. La autorregulación es ese conjunto de normas y esa disciplina que uno se impone a si mismo para hacer un buen trabajo. Distinto de la auto-censura que ocurre cuando se silencia algo que el lector debe conocer, pero que lo ocultaste porque te moriste de miedo o porque hay un interés que te está manejando.

Con la experiencia que tiene con el consultorio ético en la página Web del Nuevo Periodismo, ¿piensa que las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental en el quehacer del periodista actual?

Sí, obviamente. Tenemos que aprovechar esas nuevas tecnologías. Por ejemplo, no te imaginas la cantidad de repercusiones que este consultorio ético tiene en todo el continente. Yo me la paso viajando de país en país dictando talleres y te puedo decir que a cada lugar donde llego siempre hay varias personas que están siguiendo el consultorio. En estos momentos estoy dándole una nueva aplicación. Con la Universidad de Texas, en donde tienen un departamento magnifico de este tipo de tecnologías, estoy montando un curso de ética en línea. En este momento, estoy preparando todos los materiales para que durante 8 semanas periodistas de todos los países aprendan sobre ética en la forma sistemática de un curso.

Como un llamado de atención a las universidades, Javier Darío Restrepo expresó que éstas deben preocuparse por el número de periodistas que gradúan porque, al no encontrar empleo, se alquilan como relacionistas públicos, publicistas o asesores de imagen de un político o gobernante. Restrepo considera que este panorama da cuenta de la falta de planeación sobre las necesidades del mercado y las oportunidades de trabajo que se van a crear o a ofrecer a los egresados. También considera importante el momento en el cual se debe comenzar a enseñar ética periodística, no en el sexto o séptimo semestre como se hace en la mayoría de programas, sino en el primero de modo que los estudiantes, como factor fundamental, midan sus posibilidades de cumplir con el ejercicio profesional conscientes de que para el periodista ético su único amo es el lector. Por ultimo, alerta sobre la importancia de que en los programas de periodismo se enseñe sobre la ética nacida en los hechos y nos recuerda que el mismo Aristóteles hablaba de la ética como un saber práctico que hoy día debe ser enseñada por periodistas que hayan tenido que resolver dilemas éticos.